18 de febrero de 2013

Las tías (fragmento)

tias digresión novela(…)
Gritaba desde el piso. Inmovilizada pero aun golpeando. La otra miraba desde la cama.
Le dolían las articulaciones. Cada movimiento implicaba un gran esfuerzo para esa cantidad de años.
- Dormite. ¿Qué ganás quedándote ahí mirándome?
- No me voy a dormir. En cuanto se haga de día, lo llamamos a Rubi para que te venga a levantar. Ya te había dicho que no podías salir de la cama. Te caés.
La hermana la había tapado con una frazada. A pesar de su propia vejez, ella era la menor y cuidaba a la caída con obediencia ciega. Era lo que correspondía, después de todo.
- Sos mala –escupió la vieja-. No te dormís para hacerme sentir culpable.
(…)






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