2 de septiembre de 2010

Juntos unidos triunfaremos 1

Una mano aferrada a la cuchara de madera revuelve con circularidad geométrica la mezcla que en unos minutos será flan de vainilla. Una dos tres vueltas.
Otra mano
     sube                       sube    
y                  y
  baja               baja
        de la cintura a los ojos.
Ojos
Mejilla
Cintura
Ojos
Mejilla
Cintura
Ojos
Mejilla
Cintura
Ojos
Mejilla
Cintura

El recorrido de una lágrima
que la mano que no revuelve
se empecina en evitar.
Una lágrima
Dos lágrimas
Muchas más

Adela revuelve la mezcla azucarada fosilizando la mirada en la cuchara de madera y el llanto se le escapa por la boca y ya no importa que el líquido salado contamine el postre, se tapa la cara con las dos manos y su pena es el eco de otro llanto vertido 30 años atrás.

Esa muerte la había golpeado como la de un pariente cercano.
Hoy es 1º de julio y como ese día siente una tristeza agobiante.

Baja el fuego, se seca la cara con el delantal y busca el mantel para preparar la mesa, vienen los Flores a cenar y es obligatorio buscar los platos del juego.
Al abrir el mueble donde guarda las copas, la tristeza se abre camino una vez más: mal disimulados tras las copas de licor están los vasitos de whisky con sus rostros serigrafiados, todavía jóvenes el general con porte de líder indiscutido y ella sonriente y bellísima; el vaso del general está rajado, cuándo pudo haber sucedido si nunca lo habían usado            qué pasa con este tiempo que no deja de pasar y ya nada viene, y nada vale, y no es como antes, cómo puede ser, qué nos pasó        Roberto todavía no se bañó    vamos que vienen los Flores   una hora cuarenta para convencerlo de que se meta a la ducha       ahí vamos        vamos Adela Adela potencia.

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