19 de septiembre de 2010

Rutina

poesia rutina
Y si me aburro me meto para adentro y me doy vuelta para el otro lado y me muero toda. Y se me secan todos los órganos al sol y hay olor a sangre podrida y vienen todas las moscas a comerme las porquerías.

Y no me puedo dar vuelta porque abro la boca pero tiene un límite y entonces miro por la ventana y veo una paloma pero no sé qué hace por estos lugares entre tanta chimenea de fábrica.

Y todos miran la gran novedad palomo mensajero y él mira de costado hacia este lado de la ventana y entonces quisiéramos volar lejos pero no podemos y nos miramos entre nosotros y pensamos.

Y cada uno piensa en su cabeza y se pregunta qué le pasa a este bicho que no nos trae ningún mensaje y queremos abrir la ventana y arrancarle la cabeza y ver cómo se desangra lentamente.

Y es ahí cuando se va lejos y vuela con sus alas tan comunes y tan de plaza y lo miramos haciéndose chiquito y volvemos a esas cosas que nos ocupan los días y la ventana se esfuma y ya nadie mira. 

2 de septiembre de 2010

Juntos unidos triunfaremos 2

En aquellos días Silvia estaba viviendo en Buenos Aires (en lo de Adela, albergue de toda la parentela que venía de la provincia) porque se había separado del gordo, pobre Diego, le había aguantado cualquier cosa y todavía así ella lo había mandado mudar y encima después se había venido para la capital.
Silvia andaba en cosas raras decían lo mismo que las hijas la mayor sobre todo que se veía con un tipo medio revolucionario pero en casa todos estaban metidos en política y por eso mucho tampoco podían decirle, cuando la vuelta del general el viejo iba de una reunión a otra aunque no se podía pero bueno era por el bien de la patria después de todo.
Ahora Silvia andaba en cosas raras y el general ya no estaba y el viejo estaba más viejo y cansado y le iba a costar mucho esfuerzo mover todas sus influencias para ubicarla tras un largo recorrido por comisarías de Buenos Aires            dios sabrá cuántos favores se habrá cobrado y cuántos habrá prometido por encontrarla y rescatarla y cachetearla sin culpa hasta hacerle prometer que se iba a dejar de esas cosas, que los tiempos ya no estaban para pavadas, que me estoy muriendo y lo sabés y vas a matar de tristeza a tu madre.

Dejate de joder, Silvia, se acabó toda esta historia, ni se te ocurra volver a verlo.

Juntos unidos triunfaremos 1

Una mano aferrada a la cuchara de madera revuelve con circularidad geométrica la mezcla que en unos minutos será flan de vainilla. Una dos tres vueltas.
Otra mano
     sube                       sube    
y                  y
  baja               baja
        de la cintura a los ojos.
Ojos
Mejilla
Cintura
Ojos
Mejilla
Cintura
Ojos
Mejilla
Cintura
Ojos
Mejilla
Cintura

El recorrido de una lágrima
que la mano que no revuelve
se empecina en evitar.
Una lágrima
Dos lágrimas
Muchas más

Adela revuelve la mezcla azucarada fosilizando la mirada en la cuchara de madera y el llanto se le escapa por la boca y ya no importa que el líquido salado contamine el postre, se tapa la cara con las dos manos y su pena es el eco de otro llanto vertido 30 años atrás.

Esa muerte la había golpeado como la de un pariente cercano.
Hoy es 1º de julio y como ese día siente una tristeza agobiante.

Baja el fuego, se seca la cara con el delantal y busca el mantel para preparar la mesa, vienen los Flores a cenar y es obligatorio buscar los platos del juego.
Al abrir el mueble donde guarda las copas, la tristeza se abre camino una vez más: mal disimulados tras las copas de licor están los vasitos de whisky con sus rostros serigrafiados, todavía jóvenes el general con porte de líder indiscutido y ella sonriente y bellísima; el vaso del general está rajado, cuándo pudo haber sucedido si nunca lo habían usado            qué pasa con este tiempo que no deja de pasar y ya nada viene, y nada vale, y no es como antes, cómo puede ser, qué nos pasó        Roberto todavía no se bañó    vamos que vienen los Flores   una hora cuarenta para convencerlo de que se meta a la ducha       ahí vamos        vamos Adela Adela potencia.